Hace un par de semanas volví a las comunidades, esta vez para hacer una taller con los alumnos y las alumnas de primaria de una de las comunidades y ver su nivel de conocimientos sobre las palmeras. Aprovechamos el viaje para hacer actividades mi compañero Wagner, mi compañera Rocio y yo, así que estuvo muy bien porque me enteré también de lo que hacen ellos.
El taller parecía que se iba a resisitir, los niños de las comunidades son supertímidos y al principio no se lanzaban, pero luego salió muy bien.
En el taller hablando sobre palmeras
Justo despues pasó lo que tenia que pasar, y es que me creía invencible, sin haber tenido ningún problema de salud ni nada desde que llegué, y esta vez volví con catarro, problemas estomacales y una picadura que aún hoy no termina de curarse. Bueno, parece que nada grave, afortunadamente. Es lo que tiene la selva que, como dice un amigo, no le gusta nuestra presencia.
Pero bueno, el viaje valió la pena porque la verdad es que disfruté muchísimo: unos niños me invitaron a probar el mamei, en la noche estuvieron contandonos historias de miedo amazónicas a la luz de las velas (eso sí, contadas con mucha seriedad...prefiero no darle vueltas), me enteré de los problemas que tienen los guardabosques voluntarios de una laguna de una de las comunidades porque les amenazan y les roban y no tiene apoyo de las fuerzas de seguridad, probé varios tipos de pescado distintos, me contaron chistes selváticos, vi por fin delfines de río, logré dormir bien a pesar de los ruidos de la selva (el truco es no tratar de reconocerlos) y vi paisajes maravillosos, así que os pongo unas fotillos.
Entrada a Santa Rosa de Tipishca
Vista de San Jacinto
En la cima de San Jacinto
En mi opinión, una tarantula en posición de ataque. En realidad, una arañita muerta y sequísima
A la Reserva Nacional Pacaya Samiria la llaman "La Selva de los Espejos" por razones obvias en esta foto
Dos peque peques
Un pajarillo viendo la vida pasar
Ondas en el agua